Hoy he paseado por “la
Ciudad del Transporte” en Guadalcacín, Jerez de la Frontera y no solo me ha
parecido, sino que puedo afirmarlo, porque mis ojitos lo han visto, que es una
“Ciudad de Fantasma”. De todo el
conjunto de naves existentes, con los dedos de las manos se pueden contar, que
estén abiertas y funcionando.
Cementerio. Puro cementerio. Lúgubre y espantoso. Antes de nacer, ya
olía a muertos.
¿Quién tiene la culpa de
todo esto? “La Crisis”. Siempre “la Crisis”. Por siempre, siempre, siempre “la
Crisis”. ¿Cómo no iba a ser culpable “la Crisis”? ¡Faltaba más! Al fin y al cabo… ¿qué es “la Crisis”?.
Bueno, una de las definiciones que más cómodamente le podemos atribuir a ella y
sin despeinarnos y sin sentirnos nadie culpables, ni responsable de los
resultados de la misma, es el mal de todos los males y así nos quedamos más
tranquilos y no perturbamos nuestras conciencias. Pero hay otra, por la que me
inclino principalmente, que la define los autores del libro “Hay Alternativas” como “terrorismo financiero”, con toda la
razón del mundo, si no ¿Cómo se explica este desastre de calvario por el que
nos están haciendo pasar?
Yo me afirmo e mi teoría de
que Alemania (Norte) quiere quedarse con el Sur a coste cero, y esta vez, sin olor
a pólvora.
¿Por qué tanto empeño en el
Sur del Sur? ¿Por qué?... Grecia. Portugal. España. Italia… ¿Por qué? ¿Qué intereses
espurios hay detrás de todo esto?
España, según nos dicen los
autores del libro antes citado: “Hay Alternativas”, por ejemplo, es el único
país de la OCDE donde los salarios reales no han crecido durante los últimos 15
años y por lo tanto, no ha vivido por encima de sus posibilidades, sino al
contrario, los salarios han estado por debajo de sus posibilidades.
Y siguiendo con el análisis
que hacen estos autores citados, resulta que hace 20 años, las diferencias
salariales, en España, entre Directivos y asalariados eran de 10-20 veces superiores
y ahora es hasta 100-200 veces superiores. ¿A qué juegan?
Los países del Norte están soportando
bien “la Crisis”, en donde los servicios sociales ocupan un 25% y sin embargo,
en España solo lo ocupa un 9%.
Cuando “Los Barandas” dicen
que hay que reducir el gasto público y reducir los salarios para generar
riquezas, lo que realmente nos están diciendo es una indecencia porque con esa
aptitud, lo que provocan es más pobreza.
No puede ser que en España
solo paguen impuestos los trabajadores de nóminas, que la gran mayoría de las
grandes empresas declaren el 10% de sus ganancias y que las grandes fortunas,
si acaso, paguen el 1% y que aparte utilicen los paraísos fiscales y otras
tretas, como es el caso último conocido del ex - tesorero del Partido Popular.
No puede ser. ¿Quién ha vivido por encima de sus posibilidades? ¿Quién?
El afán de “Los Barandas” es
que España abarate el despido hasta, si es posible, su gratuidad (o “recompensar
al empresariado por tan digna acción al servicio de sus intereses”), para así
desprenderse sin coste alguno de sus asalariados, cuando en otros países de
Europa, por lo que han apostado ha sido por la reducción de jornada y, por lo
tanto, por no crear paro, como sucede en España.
Este Plan de Austeridad que
“Los Barandas” imponen a la Sociedad Española, la lleva a la economía del
desastre, de la amargura, del desaliento, de la frustración y de las
generaciones perdidas en la miseria.
No puede ser y por lo tanto
es injusto que el 0,66% de la población mundial tenga el 66% de los ingresos
mundiales anuales, como tampoco hay razones para que España esté tan mal
económicamente, pero ¡claro!, han montado del tal manera las cosas estos
“Barandas”, que los bancos y los ricos cada día no paran de ganar más dinero,
mientras que la población se hace más pobre y está cada vez más estrangulada.
Y así no va al ciudadano de a pié, con las
dolencias de los “juanetes” (que no elefantes) soportando inmerecidamente a
“los Barandas” que nos dirigen y gobiernan.
Citaré parte de un texto de
un libro que ha caído en mis manos, editado allá por el 36 del siglo pasado del
escritor José María Carretero (El Caballero Audaz), que dice:
“¡Desgraciado el pueblo donde la honradez, en
vez de ser una cualidad nativa y lógica en el hombre civilizado, se convierta
en una cualidad política!
¿Qué juicio formaría los
extraños de una nación donde ser honrado se considera como un título de
excepción?
…Un pueblo donde la
excepción fuera el ciudadano decente no sería sino un presidio suelto”.
Entre otras cosas, esto es
lo que decía el escritor mencionado en el 36 del siglo pasado. Y… ha llovido
desde entonces.
Pena, penita pena.
Simon candón 226/06/2013
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