En el Imperio Romano era esencial la instalación de
cloacas en las ciudades. Sin ellas no se concebía el buen funcionamiento de
cualquier urbe que se preciara. Incluso hasta la residencial Itálica en
Sevilla, tenía una buena red de cloacas. Aunque, al ser viviendas de recreo
para nobles romanos y altos militares del Imperio, con más razón. No podía oler
mal una ciudad y menos aún que la suciedad estuviera presente en sus calles,
foros y mercados.
A vueltas con la exigencia de la construcción de las
cloacas, cabe pensar que la presencia física de éstas no era más que el reflejo
de la necesidad ética de limpiar también las inmoralidades que acampañaban, ya
en aquella época hace más de 2.000 años, las actividades de la clase política
romana. Son famosas las catilinarias de Cicerón, entre otras, y más aún los
trapicheos entre las distintas familias senatoriales.
Y viene a cuento porque en nuestro país, en España, al
parecer hemos olvidado hacer cloacas, o quizás es que los alcantarillados no
son suficientemente anchos para transportar tanta “mierda” como suelta nuestra
clase política. Los escándalos de (supuestas) malversaciones suceden a los
(supuestos) de tráfico de influencia y a éstos los de regalos y dádivas
interesadas. Los contratos adjudicados rozan en muchos casos la legalidad y las
amnistías (fiscales y de las otras) dan la impresión de que dependen mucho de
qué despacho de abogados se haya hecho cargo de la defensa. Sin olvidar las
supuestas prácticas de nepotismo.
Si a los supuestos sobres con dinerilllo negro sumamos
los que parecen ser 500 millones evadidos por el Sr. Bárcenas según todos los
indicios, (seguimos haciendo salvedad de la presunción de inocencia, hasta de
este sujeto, en tanto no se pronuncien los tribunales, no sea que algún
listillo nos quiera empitonar), podemos llegar a la conclusión de que tendremos
que utilizar máscaras antigás porque ésto ya es insoportable. ¡ Apesta a mierda
pura !.
Por cierto que los, según ultimas sospechas, 500
millones evadidos (presuntamente) dejan, como se dice a pie de calle, con el
culo al aire a mucho personal. Ya va siendo hora de que el Sr. Aznar y el Sr.
Rajoy asuman sus responsabilidades. Porque los ciudadanos estamos hartos de ver
sentado al Sr. Bércenas en las reuniones del PP junto a los dirigentes citados.
Bueno pues ahora, según dice el quitavergüenzas pepero oficial, ésto no es más
que un “acoso y persecución del PP”.
Verá señor Floriano, algo de culpa a lo mejor, sólo a lo
mejor, pueden tener ustedes; eso sí, dicho con todos los respetos y poniendo a
continuación de cada palabra la coletilla de presuntamente. Lo que más nos
duele, D. Carlos Floriano, es que es usted andaluz.
No es de recibo
que a personas tan informadas, con tanto poder y con tanta inteligencia
(también supuestamente), se les haya pasado por alto algo tan gordo. Una de dos
o se les ha colado el caballo troyano sin que se hayan dado cuenta, o
supuestamente, están mintiendo. No nos decantamos por ninguna de las dos
alternativas, pero en cualquier caso ambas situaciones deberían llevar, si tienen
vergüenza y dignidad, a dar las oportunas explicaciones y en el caso de D.
Mariano, a presentar su dimisión y en el del Sr. Aznar, a devolver todo lo
cobrado como presidente del gobierno. En ambos casos han dado muestras de su
incapacidad para gestionar ni tan siquiera el garaje de su casa. Son lo que en
lenguaje del pueblo se conoce como absolutos ineptos. El PP se ha multiplicado
cuando era oposición en exigir dimisiones por mucho menos, y en Andalucía, con
toda la razón, las siguen exigiendo. O sea, que señores peperos, aplíquense
vdes. su propia medicina.
Una pregunta ¿alguien puede explicar que tan sólo una
persona, sin ayuda de nadie, haya realizado un supuesto fraude de tal volumen?.
Al Sr. Wert, lo dejamos para mejor ocasión, estamos muy
ocupados en cosas importantes para perder ahora tiempo en tonterías y bufones
de la corte.
Nino
Granadero
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