El
debate entre lo público y lo privado viene de viejo, tan de lejos que hay
historiadores que lo sitúan en la prehistoria. Y lo peor del caso es que
todavía sin resolverse. ¡Y lo que te rondaré morena, que diría el paisano…!
Los defensores
y detractores para ambas opciones se siguen situando donde siempre han estado
políticamente: los defensores de lo público en las opciones progresistas frente
a los conservadores defensores a ultranza de lo privado. Y sigue la tendencia
en los mismos parámetros.
En estos
tiempos que corren, parece que se ha trastocado un tanto el sentido sobre lo
que es privado y lo que es público, el debate no se centra en qué es mejor y
que opción ofrece mejores garantías de gestión y más ventajas a los ciudadanos.
Ahora parece que se tiende a privatizar para beneficiar a los amiguetes de
turno de los que copan el poder.
Hemos
podido comprobar cómo empresas púbicas, hasta no hace mucho solventes y que
aportaban beneficios a las arcas públicas, lo que redundaba en mejores y más
servicios a los ciudadanos, ya no son rentables. Asistimos al desplome de
beneficios y los consiguientes números rojos de las empresas públicas, en las
que por cierto cada nuevo gobierno, sea del color que sea, aumenta los
Consejeros y altos cargos, altísimos según sus emolumentos. Cuando ya está
hundida del todo la empresa, se recurre a privatizarla; el aguililla de turno
ofrece dos perras gordas por la explotación, se queda con las instalaciones y
el mercado y al poco tiempo, ¡oh milagrosa mano privada!, los balances
comienzan a arrojar beneficios.
Esto ha
sido puesto en práctica de forma continua por los gobiernos conservadores y
algún que otro que, supuestamente, no eran tan conservadores. Las
consecuencias, nefastas para los ciudadanos, es que determinadas personas y
entes privados se están enriqueciendo a pasos agigantados mientras, por el
contrario, se reduce a la mínima expresión el patrimonio público, adquirido con
dinero de nuestros impuestos, con los impuestos de los ciudadanos queremos
decir.
Parece
que la gallina de los huevos de oro está a punto de cascarla y hay que buscar
nuevos asentamientos financieros y empresariales. Dicho en román paladino: hay
que ver donde se puede seguir saqueando para que se forren algunos a costa de
“lo público”. Los nuevos yacimientos de dinero fácil pasan ahora por privatizar
el sector servicio, el sector público se entiende porque el privado, por
ejemplo la banca, no se puede tocar. Se intenta privatizar la sanidad privada,
que de momento, no durará mucho, se ha paralizado por los tribunales, se trata
de obligar a los ciudadanos a llevar a sus hijos a la educación privada
desmantelando la enseñanza pública, se está tratando de privatizar el
transporte que todavía está en el sector público, etc. Lo más sorprendente es
que se comienza a privatizar la gestión del agua; sí la que bebemos y con la
que nos lavamos, ese agua que nace del corazón de la tierra y circula por
nuestros ríos, esa que nadie nunca ha podido dominar, es la que se pretende que
tenga propietario ahora. ¡Hasta dónde llega el afán de apropiarse de todo por
estos nuevos-viejos buitres!.
Lo más
curioso o desvergonzado, tómelo como quiera amigo lector, es que se reducen
costes a base de rebajar calidad, prestaciones y servicios. Pero lo más sorprendente
es que todavía, a pesar de la indiscutible eficacia y sapiencia y buen hacer de
los gestores privados (¿), estos servicios siguen siendo deficitarios, es decir
que cuestan el dinero. ¿Cómo se arregla el despropósito?, muy fácil: se
compensan las pérdidas a los gestores privados. Por supuesto que con dinero
público, es decir, de nuestros impuestos, ya que los empresarios privados no
pueden perder dinero. La esencia del empresario es ganar, lo pondremos con
mayúsculas para que quede claro lo esencial de un buen empresario: GANAR
DINERO. Claro que así cualquier currito es capaz de asumir la gestión de lo que
sea. Pero no, los únicos cualificados, preparados y entendidos para desempeñar
tan alta y eficaz gestión son los amigos, amiguetes y asimilados a los que
detentan el poder.
Lo que
cualquier hijo de vecino descubre con esto es que el objetivo es muy sencillo:
arrasar con todo: se llevan nuestro dinero, el de todos los españoles. Con todo
el dinero queremos decir que los ciudadanos hemos puesto para tener derecho a unos
servicios públicos decentes. No es tal derecho, sino la compensación obligada que
corresponde a los sacrificios que hacemos pagando nuestros impuestos (por ahí
hay un señor que ahora es Presidente del Gobierno que decía antes de las elecciones
que pagábamos los impuestos más altos de Europa y, al menos que se sepa, desde
que el Sr. Rajoy está en el poder, no se han bajado). Parece que todo consiste en llevárselo
calentito. Para ser empresario en España lo importante es saber llevarse el
dinero, no producir riqueza. Ejemplos los hay muchos, variados, conocidos y con
personajes muy importantes, algún que otro hasta ha sido presidentes de los
patronos, metidos entre rejas.
Bueno
pues, para ir concluyendo, gracias a los defensores de la gestión privada de lo
público (toda una contradicción), tenemos a los dos años de estar de Presidente
del Gobierno el Sr. Rajoy casi DOS MILLONES más de parados, nuestra deuda
pública se ha disparado en más de 23,5% respecto a la que había cuando salió el
anterior gobierno (al que por cierto en estas páginas le hemos dado caña en
cantidad y no nos arrepentimos de haber dicho lo inútil y nefasta de la
presidencia del Sr. Zapatero) y las previsiones son que supere al 100% del PIB
para el año que viene. O sea que vamos a estar pagando deuda de por vida
gracias a la “enorme y eficaz” gestión de los amigos del Sr. Rajoy entre los
que sobresalen los Sres. Montoro y de Guindos, apoyados por la Sra. Sáenz de
Santamaría, de la que por cierto es una falacia dudar de su honestidad, cuando
ella estaba en la oposición si era lógico de dudar de la honestidad de los
demás (repasen las hemerotecas)
.
Nos van
a dejar el país en la ruina, lleno de parados, sin patrimonio y en bancarrota.
Lo que entre vecinos se dice hecho unas zorras, en la más profunda ruina. ¡Estos
defensores de la gestión privada…!
Nino
Granadero
PD: Un
consejo para la portavoz parlamentaria del PSOE: cuando pregunte a alguien del
Gobierno, en lugar de decirle si ha cobrado en sobres dígale si ha sido en
dinero negro, así no tiene la escapatoria de contestar que “en mi puta vida en
cobrado sobres”. Por cierto que los sobres se cogen, se trincan, se pescan, se
atrapan, se toman, se agarran, se enganchan, etc., pero lo de cobrar como que
no. ¿Se entiende?
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