No
vamos a hacer un ejercicio de hipocresía al estilo de los profesionales de la
política. Ni somos independientes ni pretendemos ser imparciales. Somos
parciales y tenemos nuestra posición de izquierdas bien delimitada y claramente
marcada. Siempre, siempre estaremos defendiendo la democracia. Por lo tanto,
estaremos inclinando nuestra balanza en favor de los que han sido votados. En
este caso, por el pueblo venezolano.
Dicho
lo anterior, para que nadie se llame a engaño, habría que partir de una pregunta
que no deseamos marcar de retórica: ¿Nos llega toda la información de la
situación actual en Venezuela de forma real o nos llega sólo lo que interesa a
determinados poderes y grupos de presión?. Y no se formula la pregunta por
desviar la gravedad de los hechos, sino porque surgen, al menos a nosotros nos
surgen, serias dudas de la veracidad de las informaciones sobre el país
americano.
Se
dan demasiadas coincidencias para que no asome la duda de la limpieza del
proceso venezolano y del análisis del problema que se plantea al sucesor de
Hugo Chaves. En primer lugar, Leopoldo López, opositor sistemático al chavismo,
siempre está a la que caiga. Y lo más curioso del caso es que este sujeto ha
intentado en poco menos de 10 años nada más y nada menos que 3 golpes de estado
en su país. Si lo hubiera hecho en un país como el nuestro, libre de sospecha
para comentaristas cercanos al partido de don Mariano y políticos de la derecha
española, los tribunales de justicia le habrían privado de sus derechos
ciudadanos y estaría recluido en la cárcel. Estas cuestiones todavía no se han
dicho, ni una sola vez, en ningún medio de comunicación español.
Pero
además el opositor venezolano Leopoldo López, ha sido derrotado en las urnas 4
veces, tres de ellas por Hugo Chávez y la última por su sucesor Nicolás Maduro.
¿Quién se aventura a financiar la campaña a un sujeto abonado a la derrota
electoral? ¿O es que es súper millonario?.
¿De dónde vienen los recursos para pagar los gastos de tanta campaña
electoral fracasada?. Mucho nos tememos que tienen la misma procedencia que
otras campañas de la derecha sudamericana. No es difícil imaginar que los
intereses yanquis están detrás de la defensa de la “propiedad privada”, la de
ellos, la de los lobbys estadounidenses.
La
organización de manifestaciones, algaradas callejeras, enfoque de las noticias
por parte de los medios de comunicación, sobre todo por las grandes agencias
informativas, curiosamente de USA, llevan los mismos trazos de la campaña que
se organizó en Chile cuando Salvador Allende fue elegido democráticamente
presidente por los ciudadanos chilenos. En cuanto comenzaron en Chile las
nacionalizaciones del cobre, del nitrato, etc. Empezó a germinar el
“descontento ciudadano”, en palabras del entonces Secretario de Estado de USA
Henry Kissinger.
Hay
que recordar que tanto el cobre chileno como los nitratos, eran explotados por
empresas americanas, al igual que el petróleo venezolano era comercializado por
las petroleras de EE.UU. Insistimos: ¡demasiadas coincidencias!. El tiempo demostró,
como se refleja abiertamente en la película “Llueve sobre Santiago”, que detrás
del golpe criminal de Pinochet, estuvo la CIA y el galardonado con el Premio
Nobel de la Paz, Henry Kissinger. También ha sido distinguido con el mismo
premio por cierto, el actual Presidente norteamericano Barak Obama. Coincidencias,
¿simplemente coincidencias?. Lo hemos prometido y nos comprometemos a cumplir
la promesa: algún día tocaremos a fondo el tema de los premios nobeles de la
Paz, ¡van a saltar chispas!.
Insistimos
son demasiadas coincidencias, demasiadas las lagunas que surgen en la
información, demasiado el interés en mostrar como dictador a un presidente
venezolano elegido en las urnas por su pueblo, demasiadas similitudes con los
hechos previos a los diferentes golpes militares “salvadores de la democracia”
en Sudamérica, para que no estemos un tanto mosqueados ante tanto “demócrata”
con las espaldas cubiertas por la CIA.
No
queremos tomar partido, ojalá todo se resuelva en beneficio del pueblo
venezolano y no, como en tantas ocasiones en la historia de muchos países
hermanos de Sudamérica, que detrás de las “revoluciones” golpistas a favor de
la “democracia” siempre han aparecido los tentáculos de la CIA para beneficiar
a las grandes corporaciones de EE.UU. Se repite la gesta: el golpista permanece
todo el tiempo que quiere, eso sí, apoyado por EE.UU, porque un dictador de
derechas no es un demonio como un dictador comunista.
De
ese apoyo americano tenemos la mala experiencia en nuestras propias carnes:
aquí lo dejaron estar en el poder hasta que la muerte lo retiró a cambio de
ensuciar nuestro país con bases militares yanquis.
Nino
Granadero
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