En las últimas horas del año
2013, me siento delante de este ordenador para escribir el último artículo que
publicaré en mi blog para así despedir este año nefasto en donde las mentiras
han corrido a raudales, los despropósitos del Gobierno de Rajoy se han
enaltecidos y se han hecho patente cada vez más a lo largo de los anteriores
meses desde la “dictadura” de todos los viernes, para llevar a los españoles
cada día a la ruina de los más desfavorecidos, porque a los “otros”, todo lo
anterior, no le suena de nada.
Pero aprovechando estas
últimas horas del año que acaba y con las ganas del que entra sea la cara
opuesta al anterior, no voy a maldecir, ni llamar ilegitimado, ni reprocharle
nada en este momento al gobierno de Rajoy. No haré nada de eso. Tampoco lo voy
a alabar, ni ensalzar. No. No diré nada de él.
Hoy y en estas últimas horas del año en el que estamos, me limitaré a
los deseos y esperanzas y a hacer un ejercicio de contención para no ahondar en
las verdaderas tropelías a las que hemos sido sometidos por el más que
embustero y antisocial Rajoy.
Por muy manido que sea lo
que escriba, es la verdad de mis deseos, cuales son: Salud para poder trabajar; Trabajo
para poder contribuir al bienestar de las familias; Paz para que no nos volvamos locos por las impotencias y los
desastres; Felicidad para poder
disfrutar de la Familia y de toda la comunidad mundial y sobre todo, Amor para así, llegar de a la sociedad
del bienestar de toda la humanidad.
También desearía que los
Ricos se hicieran humildes y más igualitarios con el resto de la humanidad; Que
los dirigentes universales entendieran que la Paz trae más beneficios que la
Guerra y actuaran en consecuencia y por lo tanto, éstos, desterraran sus
egoísmos y desprendieran generosidad; Que los políticos hicieran el trabajo
para lo que fueron elegidos y rechazaran el trabajo de las multinacionales y de
los grandes lobby.
Por supuesto, en una
sociedad vigilada por cielo, mar y tierra, las libertades camparan a lo largo y
ancho de la tierra a sus anchas y no fuera reprimida en ningún lugar del mundo.
Se borraran las fronteras y las “cuchillas” dejaran de existir.
Que las razas, los
continentes, los niños, los adolescentes, los adultos, los mayores, los viejos
y los ancianos, tuvieran cubiertas todas sus necesidades tanto alimenticias,
educadoras, de sanidad y bienestar, que el hambre fuera un mal recuerdo.
Son las ocho de la tarde de
este treinta y uno de diciembre y sé que quedan pocas horas para expresar
deseos de honestidad y entrega, sin egoísmos, a la clase dirigente y política
del País, de las Comunidades Autónomas, de las Diputaciones, de los
Ayuntamientos, de los Cabildos de esta España, pero lo hago, aunque sea a
última hora de este año que nos deja,
con el ruego de que lo sean y tomen consciencia responsable del momento
que les han tocado vivir, representar y dirigir a una sociedad que espera el
progreso, la igualdad, la fraternidad y la libertad.
Simón Candón 31/12/2013
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