La
capacidad de asombro no tiene límites en la condición humana. Ni tampoco la
cantidad de cinismo ni de desvergüenza.
Cuando
se ve cómo se realizan contratos como los que últimamente se están suscribiendo
en Alemania a los emigrantes, no a todos es cierto, pero sí a un número
bastante significativo entre los que al parecer hay muchos espoñoles/as, no
encontramos razones que sustenten estos comportamientos. Bueno nos referimos a
razones, no a fundamentos legales. Lo que ocurre es que nos viene a la mente el
aforismo de que “una cosa es la
legalidad y otra la justicia”.
No
tienen otro calificativo sino el de contratos
esclavistas cuando se hacen en un idioma no conocido suficientemente por el
contratado, en unas condiciones laborales que para nada se ajustan a la
cualificación profesional del trabajador y usando el truco del contrato de
aprendizaje, particularmente ajustado a la legislación alemana que para nada es
parecido en este punto a la española.
Si
todo esto lo aderezamos con la permisividad del gobierno español y la
desvergüenza del gobierno alemán, tendremos como resultado que los empresarios
alemanes, en este caso, van a legalizar la explotación mas descarada de los
últimos 100 años, con el beneplácito y la tolerancia cómplice de los gobiernos
mencionados. Y en este caso también cabe algo de responsabilidad, en menor
grado evidentemente, de la oposición, de toda la oposición de nuestro país. No
se entiende cómo no se le pide explicaciones, cuando menos, al gobierno y se le
obliga a tomar medidas ante el atropello de estos contratos que atentan contra
la dignidad de cualquier trabajador.
Nos
gustaría que alguien nos dé alguna explicación de para qué sirve un Parlamento
Europeo, aparte claro está de para que sus señorías lean el periódico, jueguen
con la tablet y cobren sus correspondiente dietas y sueldos. Si un Parlamento
como el de Bruselas no es capaz de hacer que Alemania respete los más
elementales derechos de los trabajadores, ¿para que votamos a sus señorías?. Se
puede entender la fortaleza de una nación como la germana, pero eso no es óbice
para semejante abuso. ¿Es que no hay una
normativa, ni siquiera una Directiva de la U.E. que regule unos mínimos de los
contratos de trabajo? ¿Tan poco preocupa a nuestros sesudos parlamentarios
europeos la dignidad de los trabajadores emigrantes?. El arco del
Parlamento de Bruselas recoge todas las opciones política habidas y por haber
en nuestro continente. ¿Tan insensibles son estos representantes nuestros?. ¡No
podemos creerlo!
El caso real de una chica diplomada
en enfermería con contrato de auxiliar y obligada a hacer trabajos de inferior
categoría, es un fraude que chorrea sangre, sudor, suero fisiológico y todo lo
que pueda destilar cualquier herida. ¡De auténtica vergüenza!. Que alguien
explique cómo una chica con formación universitaria, cualificada y con
experiencia laboral ha sido maltratada, no cabe otra palabra, por unos
empresarios sin escrúpulos. Y asómbrese amigo lector, en Alemania la categoría
de enfermera está avalada por un módulo, sí, el equivalente a los módulos
nuestros de FP. ¡Para que luego presuman los germanos de preparación técnica!.
Bueno pues encima le dicen los patronos alemanes a la enfermera española que “en Alemania se trabaja, no como en
España”. El comentario deja al descubierto algo que muchos ya
sospechábamos: el nazismo es algo genético en la raza aria. Porque cada vez
más, la situación se asemeja a los acontecimientos que dieron lugar al III
Reich.
Pensamos que ya está bien de
bajarse loa pantalones ante la
Sra. Mérkel y sus adjuntos, ya está bien de que campen a
sus anchas estos neonazis, ese es su
comportamiento, porque además lo único que está haciendo Alemania es
aprovecharse de la Unión
Europea para conseguir más dinero en subvenciones que lo que
aporta al presupuesto común. No hay que olvidar que el 60% del presupuesto de la U.E. está financiado con la
recaudación del IVA, y ¿sabe Vd. dónde se paga el mayor IVA con diferencia?,
pues sí, esa es la respuesta: En España, Portugal, Italia y Grecia. No
olvidemos que Alemania es la tercera receptora de fondos comunitarios para la
agricultura y la segunda en fondos FEDER. El afán expansionista, impulsado por
el gobierno alemán, no tiene más que un objetivo: ampliar el mercado para sus
exportaciones.
Por cierto que el espectáculo
de Don Mariano Rajoy imponiendo una condecoración española al ministro alemán
hace tan solo dos días no tiene nada más que una lectura. Un amigo dijo al día
siguiente que era “un espectáculo vergonzoso, una actitud servilista de
auténtico lameculos”. No nos molestamos en comentar el tema, se comenta por si
sólo.
Un ruego al Sr. Rajoy, si no
es capaz de defender a sus ciudadanos de las agresiones laborales y sociales
que están sufriendo en el cortijo de la Sra.
Mérkel , que nos haga un favor al resto de los españoles que
todavía seguimos teniendo dignidad: Don
Mariano váyase a su casa.
Nino
Granadero
No hay comentarios:
Publicar un comentario