No pasa nada. De verdad, en
este País no pasa nada. ¿Qué no te lo crees? Bueno, la incredulidad se ha
generalizado de tal manera que podría hacerle la competencia al gran pecado
español de la envidia.
Me pierdo. No sé donde
estoy. En qué época vivo. Se de mis despiste, ¡cómo no! y por eso hasta no hace
mucho, me defendía estupendamente y me encontraba, pero desde un tiempo a esta
parte, la verdad, me cuesta saber donde estoy y en qué época vivo. ¿En la década de los treinta, antes de.., o
de los cuarenta, después de..? No sé, no sé. Empiezo a creer que lo de “atado y
bien atado”, tenía su cosa, lo mismo que aquello de “sin prisa, pero sin
pausa”. Es verdad que Azaña promulgó aquella ley que luego continuó Franco, en
distintas circunstancias, pero con los mismos fines, que luego, muerto este, se
derogó y que en la actualidad, Rajoy la resucitar “por el bien y seguridad de
los ciudadanos”. Siempre volver atrás, siempre.
Que no, que no. Que no sé
donde estoy. ¿Qué quieres que te diga? Además, no entiendo las cosas que
suceden. Estoy torpe. Se me escapan las cosas y como de la cosa no se puede
hablar, pues todavía se me hace más difícil entender. Hasta no hace mucho,
creía que no se me escapaba nada y que lo había entendido todo o casi todo,
pero resulta que no, que todos mis esfuerzos han resultado inútiles y se me
hace del todo que cada vez entiendo menos aunque comprenda algo más. No sé. No
sé.
Han bastado unos años, quizás
tres o dos para que todo aquello que costó tanto se haya evaporado como por
arte de magia de la mano de unos magos innombrables, pero que tienen nombres y
apellidos. Aquellos sufrimientos; aquellas cárceles llenas de inocentes que
clamaban por la justicia en el reparto de las riquezas de los derechos y
obligaciones; aquellos mártires obreros que derramaron su sangre en pos de la
dignidad en el trabajo ¿Qué ha sido de sus esfuerzos y proezas? ¿Cómo justificamos
ese consentimiento callado en la anulación de lo conseguido? ¿Cómo se lo
justificaremos a las generaciones venideras y qué le diremos?
Esa lucha, que es desde que
la vida es vida, se ha caracterizado siempre por el inconformismo de las clases
al no verse satisfechas sus aspiraciones y se activa en la era moderna o de la
industrialización bajo los movimientos sociales de presión para que se
reconozca los derechos y obligaciones de los empleados y de los empleadores y
así poner orden a las injusticias padecidas por las clases menos favorecidas.
En España, comienza a reflejarse estos
reconocimientos allá por el año 1883 donde se formulan las primeras normas
sobre el trabajo y en 1886 se crea la Comisión de Reformas Sociales para
regular de una forma seria las condiciones de trabajo y así se promulgan leyes
como la Ley de 24 de Julio de 1873 referente a Protección de mujeres y niños en
el trabajo, o la Ley de 26 de Julio de 1878 que regula el trabajo de los
menores. A partir de estas fechas, se suceden situaciones que obligan a las
partes a tomar conciencia y modificar y crear las mejores condiciones para las
personas en el trabajo a lo largo de los tiempos y se van promulgando normas y
leyes en la regulación del mismo. Le siguen a estas:
La Ley de Accidente de
Trabajo de 31 de enero de 1900
En 1906 se crea el
Reglamento de la inspección de trabajo y se crea la Inspección de Trabajo.
En 1912 se aprueba la Ley de
la Silla y es la primera ley que introduce el Principio de adecuación al
trabajo.
En 1926, con Primo de
Rivera, se crea el Código de Trabajo.
En 1931, con la II
República, se aprueba la primera Ley del Contrato de Trabajo, precedente al
Estatuto de los trabajadores de hoy.
La Ley de seguro obligatorio
de trabajo de 4 de julio de 1932.
La Ley de 13 de julio de
1936, donde se obliga a asegurar al trabajador ante la enfermedad provisional.
Hasta la dictadura franquista,
no existen normas preventivas en sentido estricto, sino reparadoras.
En la dictadura franquista
se crea el Fuero de los trabajadores y se desarrollas y promulgan las
siguientes normas y leyes:
Ley del subsidio familiar de
1 de septiembre de 1939
Ley de subsidio de la vejez
de 23 de septiembre de 1939
Ley de descanso dominical y
días festivos de 13 de julio de 1940
Ley de patrimonios
familiares de 25 de noviembre de 1942
Ley de seguro obligatorio de
enfermedad de 14 de diciembre de 1942 (para dar cobertura a esta ley, se
construyeron una red hospitalaria, dependiente de la seguridad social con 292 Residencias
Hospitalarias; 500 Ambulatorios; 425 Consultorios y 96 Residencias concertadas)
Ley de Contratos de trabajo,
vacaciones retribuidas, maternidad para las mujeres trabajadoras y garantías
sindicales de 26 de enero de 1944
Ley de Paga extraordinaria
de navidad de 19 de noviembre de 1944
Ley de Paga extraordinaria
de 18 de julio de 18 de julio de 1947
Ley de Reforma de I.N.P.
para mejor cobertura en la acción protectora de 14 de julio de 1950
Ley de accidente de trabajo
de 22 de junio de 1956
Ley de convenios colectivos
de 24 de abril de 1958
Ley de mutualidad agraria de
23 de abril de 1959
Ley de seguro de desempleo
de 2 de abril de 1961
Ley de ayuda a la ancianidad
de 14 de junio de 1962
Ley de base de la seguridad
social de 28 de diciembre de 1963
Ley de régimen especial
agrario de 31 de mayo de 1966
Ordenanza general del campo,
donde establece la jornada laboral de 8 horas de 2 de octubre de 1969
Ley de mutualidad de
autónomos agrícolas de 20 de agosto de 1970
Ley de empleo comunitario de
23 de diciembre de 1970
Hasta el 9 de julio de 1976
todos los trabajadores españoles tenían cubiertas las siguientes contingencias
por el Estado:
Seguro de desempleo,
subsidio de vejez, invalidez permanente total, invalidez absoluta, gran
invalidez, discapacitados y disminuidos, subsidio de ancianidad, enfermedad
común no laboral, accidente común no laboral, subsidio familiar, protección
familias numerosas, asistencia farmacéutica, asistencia hospitalaria,
vacaciones retribuidas, residencias de vacaciones para obreros (tiempo libre),
descanso dominical y días festivos, paga extraordinaria de navidad, paga
extraordinaria de 18 de julio, pagas sobre beneficios, convenios colectivos,
representantes sindicales(liberados), jurados de empresa, representación
consejos de la administración de las empresas.
Pacto de la Moncloa
Estatuto de los Trabajadores
Hasta hace unos años (tres,
dos) toda la población tenía cobertura universal en los servicios básicos:
sanidad, educación, dependencia,
familia, desempleo,… llegando a disfrutar del Estado del Bienestar. Hoy no es
así. Las leyes arrancadas a base de esfuerzos, sacrificios, cárceles, muertes,
lágrimas, sudores, sangre, se evaporan en los Consejos de Ministros de
cada viernes sin que alcemos nuestras
voces y salgamos a decirles a estos servidores de las grandes multinacionales
¡¡basta ya!!
El Presidente Rajoy, el
mentiroso de los mentirosos, junto a su
equipo, una vez instalado en el poder con los votos de los españoles, optó por
servir a la oligarquía y dejar al pueblo tirado y abandonado a su suerte,
haciendo al rico más rico y al pobre más pobre, eliminado de esta manera el
Estado del Bienestar y dejando al Pueblo en las colas de Cáritas, en la
desesperanza, al amparo de la beneficencia y de la solidaridad de las personas
sin que se sonroje y se le caiga la cara de vergüenza al susodicho.
¿Cuándo se “liberará” El
Pueblo del sofá de casa y se levantará para pedirles las cuentas a sus
“empleados” políticos? ¿Cuándo?
Pero no pasa nada. De
verdad, en este País no pasa nada. ¿Qué no te lo crees? Bueno, la incredulidad
se ha generalizado de tal manera que podría hacerle la competencia al gran
pecado español de la envidia.
Simón Candón 26/12/2013
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