Quizás
sea preciso un profundo estudio sociológico para dar con las claves de la
impunidad de la que gozan algunas personas en este país. Es más, no sólo gozan
de impunidad sino que además se les conceden honores a los que, en absoluto,
son acreedores. O quizás no sea necesario el sesudo estudio sino que tan solo
aplicando la lógica y la sabiduría parda, lleguemos a las raíces que justifican
estos comportamientos lisonjeros carentes de base y absolutamente faltos de
justicia. Es más, debería exigirse la punición de comportamientos antisociales,
en muchos casos, a los homenajeados.
Tenemos
por costumbre hablar bien, enaltecer y encumbrar a las personas, sobre todo
cuando tienen cierto relieve social o político, cuando han muerto. Y si un
hombre o mujer es un mal bicho, ha sido un mal bicho aunque se haya muerto. Si
bien es cierto que vivo puede hacer mucho más daño que una vez pasa a ser ocupante
del traje de pino.
Hay dos casos destacados de estos típicos
“hombres ejemplares” que la derecha política y económica, en cada caso, se ha
encargado de elevar a los altares de las hombrías de bien: Manuel Fraga
Iribarne y Emilio Botín (Sanz de Sautuola García de los Ríos). Cada
uno en su campo ha representado lo más rancio de la clase pudiente española
(protectora de la Casta).
Cuando Fraga murió faltaron páginas, espacios en la prensa
y caracteres de imprenta para decirnos la grandeza de este político, su
importancia como “padre de la Constitución”, sus servicios abnegados a España,
su enrome aportación a la democracia y un etcétera largo como la relación de
títulos de cierta duquesa zalamera y marchosa (sí, esa descendiente de la
pintada por Goya). Tales panegíricos no eran más que el reflejo de las órdenes
dictadas por la clase política y que sus lacayos reflejaron en caracteres de
imprenta. Ni una sola mención de su glorioso
pasado y de sus servicios a la
dictadura franquista; ni mucho menos se atrevió ningún periodista a decir que
fue el firmante, como Vicepresidente y Ministro de Gobernación del Gobierno de
Franco, de las 5 (CINCO) últimas
sentencias de muerte refrendadas por el general golpista. Por cierto que fue el
Sr. Fraga Iribarne el fundador de ALIANZA POPULAR más tarde reconvertida en el
PARTIDO POPULAR.
Ocurre otro tanto con Emilio Botín, presidente del mayor
banco de España y uno de los mayores emporios financieros del mundo. Se dice,
se proclama su “gran capacidad de trabajo”, “su esfuerzo para hacer más grande
la entidad que presidía”, “su trato llano”, “ser el baluarte de la marca
España”, etc. Nadie ha osado decir, ni tan siquiera insinuar, que de cada una
de las crisis económicas decretadas por los poderes financieros, el banco que é
presidía salía más fortalecido, lo que se traducía en mayores beneficios para
los accionistas, entre otros él mismo ya que también era accionista. Nadie ha
mencionado cuánto tocó de reparto en la subvención a fondo perdido a su banco,
El Banco Santander, cuando se hizo el “rescate” de la banca española. Lo cierto
es que tan sólo dos meses más tarde repartió cerca de 6.000 millones de
beneficios entre los accionistas, aunque de devolver el préstamo nunca más se
supo. Los números rojos de la “burbuja” para los contribuyentes. Tampoco ha mencionado
nadie los millones de la “herencia” que aparecieron en una cuenta suiza a
nombre de don Emilio Botín. ¡Otra regularización del Sr. Montoro!.
¿Adivina Vd. a quién hizo la primera llamada del Sr. Rajoy
una vez finalizado el recuento de los resultados electorales? Pues sí, ¡bingo!.
Y la primera reunión del Sr. Rajoy, ¿recuerda Vd. con quién fue?. No, no se
reunió con los sindicatos a pesar de la crisis social galopante, heredada del
zapaterismo, según dijo por activa y por pasiva durante la campaña electoral, y
todavía, casi cuatro años después, utilizada en alguna que otra ocasión.
Hay una foto, la primera como Presidente del Gobierno “In
pectore” de don Mariano: los tres grandes banqueros en buena, buenísima armonía
con el Sr. Rajoy. Por cierto, que todavía no había sido ni siquiera nombrado
Presidente del Gobierno.
En estos pequeños detalles es donde está la diferencia
entre “información” y memoria histórica.
¿Se entiende por qué este Gobierno no aplica la Ley de Memoria Histórica?
Nino Granadero
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