Leo con indignación el
artículo “Menos pancartas y más transferencias” de Antonio Saldaña, secretario
general provincial del PP-A, que publica el diario VIVA JEREZ en el día de hoy.
Comenzando por el final del mismo, después de
muchos etc., y con punto y
seguido dice: “Por eso, sencillamente por eso, si de verdad quiere ayudar a
Jerez, los jerezanos les pedimos: menos pancartas y más transferencias del
dinero que les corresponde a todos los jerezanos”.
Y va el hombre y se queda
tan pancho en su arenga al PSOE, a IU, a la Junta de Andalucía y a “la
“inestimable” colaboración de sus satélites asociados”. Agustito que se ha
quedado. Sí señor.
Aquí todos tenemos el paso
cambiado, menos el gobierno central y el gobierno municipal de Jerez. Todos
tenemos que decir: te alabamos, señor. ¡Esto es fuerte. Muy fuerte!
Antonio Saldaña se arroga
indebidamente la representación de todos los jerezanos al decir que: “los
jerezanos les pedimos…”. No, mire usted,
no. Usted representa, en este caso, a la formación política de la que ostenta
el cargo arriba mencionado. Nada más. No quiera confundir, como es su
costumbre. Querrá decir que usted en
nombre de su formación pide que… En lo
que sí estoy de acuerdo con este señor y con cualquier otro que lo diga es con
lo de las transferencias, sin duda alguna. Faltaba más.
No voy a ser yo quien diga
en nombre de la gente, de la sociedad, en definitiva, del pueblo, que está
cansado, harto, asqueado de salva-patrias. No lo voy a hacer. No represento a
nadie, sino solo a mí mismo y sí digo que estoy cansado, harto y asqueado de
salva-patrias y manipuladores.
Al Gobierno de España, que
es el Gobierno de la Mentira, igual que el de Jerez, quien los desprestigia son sus componentes y
sus adláteres. Nadie más. Las pancartas, las manifestaciones y las campañas a
las que alude el Sr. Saldaña, no es gusto de nadie ni de feria alguna. Los ciudadanos no las portean, ni van a
ellas, ni las hacen para pasar el tiempo y distraerse “un ratito”. Esta ley de
la reforma de la administración local emprendida por el Gobierno de España,
rompe y demuele los cimientos y los pilares en donde se fundamenta la
Democracia. Ya sé que al Sr. Saldaña le gusta la gente mansa y de corazón
contrito. Ya lo sé.
Sr, Saldaña, no manipule, no
confunda usted. No es verdad que esta reforma de Ley diga solo “tres cosas
sencillas”, que tampoco es como usted las expresa, dice más cosas y muy graves,
aleja al ciudadano de sus representantes y abre una brecha entre ambos,
provocando el desamparo del ciudadano.
Sr. Saldaña, si esta reforma de Ley entra en vigor, “No solo no podremos tener capacidad de
incidencia en la vida más cercana sino que cada vez más las decisiones serán
tomadas fuera de nuestro ámbito cercano”.
Esta es la autentica verdad.
Este es el sentido de esta Ley. Alejar al ciudadano de la participación más
cercana como es su Municipio, poniéndole trabas para que resuelvan sus
problemas sus representantes más directos, como son sus concejales y alcaldes,
dándole el Estado el poder a las Diputaciones provinciales, órganos
obsoletos, Cabildos, Consejos insulares
o entidades locales en la Administración de la vida diaria de los ciudadanos.
Por otro lado, Sr. Saldaña,
dice usted “que los servicios sean prestados por la administración que pueda
hacerlo…”. No. Mire usted. Los servicios los tienen que prestar quienes tienen
la obligación constitucional de prestarlo y que el Pueblo ha elegido para que
así sea. Lo que pasa es que los corruptos y maleantes quieren alterar, en
nombre del control financiero, la fiscalidad y la intervención, todo aquello
que pueda interponerse en su camino, a costa de lo que sea para cometer sus
fechorías. Y así nos va.
Manda narices, por no decir
aquello que dijo el Sr. Trillo en su día, por cierto, compañero suyo de
partido, que diga usted lo de “panderetas”, cuando, precisamente, su gobierno,
el de Jerez, del que usted forma parte relevante, esté endeudado hasta las
cejas con la Pedanías, no cumpla con los compromisos de pagos con éstas, las
ningunee y les niegue el pan y la sal, abocándolas a que actúen en precario y
no tengan para sus necesidades más perentorias. ¿Vamos a ser coherentes y
serios? Hay que exigir, pero hay que dar ejemplo y cumplir con los compromisos
contraídos. Norma de educación: antes de entrar, dejen salir.
Sr. Saldaña, no sé si cuando
usted se levanta por la mañana de la cama y se mira en el espejo, ve a un señor
con una pelotita roja en la nariz, por lo que usted dice de “montar el circo”,
o a un muñeco de palo con nariz enorme, como el del cuento, por de “manda
narices”. Sea como fuere, mírese bien y saque conclusiones.
No quiero entrar en otros
detalles de su “artículo” para no extenderme en detalles de la reforma de la
Ley, que por cierto se titula: “LEY DE RACIONALIZACIÓN Y SOSTENIBILIDAD DE LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA” título “sencillo
y de fácil entendimiento”.
Tampoco quiero terminar sin
dejar de decir que esta Ley, precisamente, lo que sí pretende es el
desmantelamiento de los Ayuntamientos menores a 20.000 habitantes y lo pone de
manifiesto porque hasta este tope de habitantes, los Ayuntamientos están con la
espada de Damocles encima ya que cualquier movimiento en falso, sus
competencias pasan a ejercitarlas las Diputaciones Provinciales y por tantos,
sus vecinos quedan a merced en la distancia de las resoluciones de sus
problemas, lo que conlleva esto consigo. La Democracia directa se rompe y pasan
a ser dirigidos por gestores técnicos alejados de la elección directa de los
vecinos. No olvidemos que los electores, los ciudadanos, no elegimos
directamente a los cargos electos ni a los partidos políticos que conforman las
Diputaciones, sino que es el sistema establecido quien los elige y a los que
los ciudadanos tienen más dificultad en el acceso a ellos. Con este
desmantelamiento de Ayuntamientos, esta Ley, no solamente aniquila la
Democracia directa, sino que el Estado Español pasa a ser un desierto de
pueblos al convertirse en un Estado de grandes Ciudades y Diputaciones
provinciales, lo que dejaría sin sentido el actual sistema de elecciones
municipales, ya de por sí, injusta.
El control financiero de los
Ayuntamientos ha cegado a este gobierno y no ha mirado donde tiene que mirar.
El problema del endeudamiento municipal no está precisamente en los
Ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes. No es verdad que la deuda
municipal la generen los Ayuntamiento menores de 20.000 habitantes. La deuda de
estos es mínima comparada con la de los Ayuntamiento mayores a estos
habitantes. Tenemos el ejemplo de Madrid, con una deuda superior a los siete
mil millones de euros, por poner un Ayuntamiento macro, o el de Jerez de la Frontera,
con una deuda superior a los mil millones, por poner otro, de menos habitantes
que el anterior, pero superior a los veinte mil. Por lo tanto, no es el
problema de la deuda municipal los Ayuntamientos menores de 20.000 habitantes.
El problema es otro. Es el acaparamiento del poder de unos pocos en detrimento
de los muchos.
La potenciación del sector
privado se pone de manifiesto con el desmantelamiento de los ayuntamientos, ya
que al pasar las competencias a las Diputaciones provinciales y al carecer éstas
de las estructuras necesarias para poder atender las necesidades de los
gobernados, no tienen más remedio que echar mano de las privatizaciones de los
servicios.
El Partido Popular (PP) se
ha cegado tanto en esta Ley con los ayuntamientos y su control desmedido hasta
su intervención y anulación, si es preciso, que se ha olvidado (no quiero
pensar que a sabiendas) del control de las Diputaciones provinciales, Cabildos,
Consejos insulares o entidades locales en la Administración, porque si estas
últimas no cumplieran con sus cometidos y se endeudaran por encima de lo
establecido ¿quién las intervendrían? ¿Quién las fiscalizas?
Las leyes que nacen desde la
soberbia, la prepotencia y de los intereses de unos pocos, llevan implícitas
las insolidaridades y las injusticias, y esto es lo que le pasa a esta Ley.
Esta ley rompe la democracia directa y aleja al ciudadano de sus representados
en las tareas diarias y en la resolución de los problemas que verdaderamente les aquejan.
Sr. Saldaña, si el
actual Gobierno de España no se
desprestigiara así mismo, igual que el de Jerez, posiblemente no habrían
manifestaciones, pancartas, panderetas, circos ni narices.
Simón Candón 14/11/2013