Hay razones y dan razones más que sobradas para que la afirmación del
título de esta carta la compartamos muchos ciudadanos, aparte de que nos
avergoncemos de sus aptitudes y de ellos mismos y de “sus inculturas”.
Veréis, recientemente, como sabéis, se le ha premiado a nuestro paisano
D. José Manuel Caballero Bonald con el Cervantes de las letras. Un orgullo para
Jerez, para Andalucía y para España, como no podía ser de otra manera. Un
Premio a su trabajo, a su esfuerzo y a su aportación a las letras. Un
reconocimiento a su obra literaria. Todos los que amamos la literatura y somos
lectores, estamos orgullosos que, al fin, se le haya hecho el reconocimiento
merecido.
Sevilla, capital de Andalucía, este año, le dedicó su Feria del Libro a
D. José Manuel Caballero Bonald. Él, a pesar de su avanzada edad y sus achaques
de salud, fue a la misma, hizo el esfuerzo y estuvo en la carpa central de
presentaciones y se sometió a una entrevista pública en la que estuvo ameno y muy
cercano con el público, entre el que me encontraba, al que le habló con la
crudeza de la realidad, de su obra y de sus vivencias. Luego, terminado el
acto, pasó a firmar libros a todas las personas que se lo solicitó, sin que
diera muestra de cansancio o fatiga alguna y con toda la afabilidad que le
caracteriza. Fue lo mejor de lo mejor. Y mejor fue que fuera así. Me explico.
¿Por qué lo del título de esta carta?, pues porque por allí no apareció
ninguna “Autoridad Política” de Sevilla ni de Andalucía a recibirlo, a darle la
bienvenida, ni a acompañarlo. De
vergüenza. ¿Dónde estaba el Sr. Alcalde de Sevilla? ¿Dónde el titular de
Cultura de la Junta de Andalucía? ¿Dónde estaban? Ya digo, de vergüenza. Y eso
que la Feria del Libro de Sevilla, la Capital de Andalucía, estaba dedicada a
él.
Un Jerezano. Un Gaditano. Un Andaluz, Premio Cervantes de las letras, que no lo
tenemos todos los días (aunque desde que se le otorgó a D. José Manuel
Caballero Bonald, ahora sí) no mereció el trato recibido. Pero ¡claro!, de estos
personajes del tres al cuarto, no se podía esperar otra cosa. Lo contrario
hubiera sido una Gran Sorpresa.
Y… mejor fue que fuera así, D. José Manuel, porque si no, Usted se
hubiera sentido incómodo y hasta
nosotros, el público, también, que disfrutamos, no solo con su presencia, sino
con su compañía y con sus comentarios de la cruda realidad, de su obra y de sus
vivencias.
En esta ocasión, por una vez, nosotros ganamos, ellos perdieron y por eso lo de “no hay un político que valga
un duro”.
Simón candón 21/05/2013
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