No siempre el poderoso puede con el pequeño.
Ejemplos hay muchos en la historia y no vamos a mencionar uno que, con toda
seguridad, le gustaría a uno de los protagonistas de la historia que contamos a
continuación, a doña Esperanza Aguirre, muy aficionada a las carreras de coches
y otros pasatiempos menores. El ejemplo de David y Goliat no es muy correcto
políticamente en estos momentos; quizás cuando se calmen las arenas de Oriente
Medio aparezca más de una versión para establecer un debate que aclare
responsabilidades.
Y viene a cuento la parrafada anterior
porque hace unos días seguimos el debate que Pablo Iglesias entabló con
Esperanza Aguirre en una cadena televisiva. No perderemos el tiempo en
proclamar ganador, la Sra. Aguirre es una impresentable y por tanto nunca puede
ganar un debate en democracia.
Evidentemente en el caso de la Sra. Aguirre
es algo tan pasada de moda, tan pasada de rosca y con tan poca ética, hablamos
en términos políticos, que es fácil darle un buen revolcón, dialéctico claro.
Por lo tanto, insistimos que desde nuestra
humilde opinión, harían muy bien Pablo Iglesias y los representantes de Podemos
en situarse en una posición distante, en otro plano que la “casta” ya que Podemos
ni está en el Sistema ni por el Sistema. “Ni falta que me importa” que diría
aquel.
Nino
Granadero.
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