Llevo mucho tiempo evitando
pronunciarme sobre el tema de los nacionalismos, separatismos y esas historias.
De todas formas, espero seguir siendo fiel a mi postura: voy a seguir sin
escribir sobre los independentismos.
Lo que ocurre es que me da
la impresión, que por cierto comparten muchas personas, de que el tema del
nacionalismo independentista es una cortina de humo. Me explico: tanto a la
derecha catalana como a la derecha española le viene muy, pero que muy bien,
que se hable de la cuestión soberanista. Es una forma de evitar que se hable de
corruptos, mangoneos, ladrones de guante blanco, adjudicaciones de contratos a
cambio de comisiones, financiación ilegal, subvenciones a la banca para tapar
los agujeros que han abierto una pandilla de ineptos, recortes y menosprecios a
los ciudadanos de a pié, ultrajes a los trabajadores, sobres con dinero negro,
tráfico de influencia, mentiras y engaños a los votantes, etc. Y en este
etcétera incluyo el tufo que desprende la justicia.
Cada día nos desayunamos,
los que todavía podemos permitirnos el lujo de tomar un café y media tostadita,
con titulares donde se dicen que los próceres de la derecha catalana, con
nombres y apellidos, tienen “nosecuantos” millones de euros en cuentas suizas.
Y en paralelo que a un contable que se sentaba un día sí y otro también con el
actual presidente del gobierno, se le descubre una nueva cuenta millonaria en
un banco suizo. Y claro, como se trata de contrarrestar con la técnica del
ventilador, se echa mano de una jueza dispuesta a hacer méritos o que no le
queda más remedio que tragar, y a imputar a todo bicho viviente que haya pasado
por la acera de la finca. Lo dicho de la técnica de refresco: ¡Mierda para
todos!.
¿Qué pasó con la famosa
transparencia prometida con toda la parafernalia de la campaña electoral?
Y en tanto los ciudadanos
cada día más arrepentidos y avergonzados de tener los políticos que tenemos. No
nos vale el grito barriobajero y corralero del “y tú más”. Si hay gente
corrupta, sujetos que han metido la mano, que han medrado en beneficio propio o
de otros, que han perjudicado a sabiendas los intereses de todos los ciudadanos
deben pagar por sus fechorías. Y déjeme usted de zarandajas independentistas.
Nino
Granadero
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