Cuando me dicen que tenemos lo
que nos merecemos, siempre les digo que yo, por lo menos, no, que yo me merezco
otra cosa mejor. Me explico. Si desde
hace más de cuarenta años estoy contribuyendo con mi trabajo y esfuerzo a
mejorar este País, y así ha sucedido hasta hace unos años, ¿por qué he de
merecer la hecatombe a la que nos está llevando esta clase política? ¿Por qué?
No, hombre, no. No soy merecedor de esto y considero que tampoco la sociedad
española se merece el trato que está recibiendo de los políticos actuales, que
ni saben, ni contestan, o bueno, cuando contestan, lo hacen con patrañas y
mentiras para continuar en donde están. Lo que sí creo, es que, los políticos que
nos dirigen y nos representan, no son merecedores de nuestra confianza y les
deberíamos dar puerta con una ola de Surami para que no vuelvan nunca jamás.
El vuelo de las gaviotas de fin
de semana, con sus ensordecedores graznidos y aptitudes devoradoras, acojona al
personal todos los viernes porque no
sabe por dónde va a ser atacado.
Si mi abuela contaba con los
dedos de las manos y le salían las cuentas, ¿Cómo es que estos entendidos en
las economías, en las macro y en todas estas zarandajas no dan ni una? ¿Cómo es
posible?
Un amigo mío, me mandaba su “TEORIA DE LA CUENTA DE LA VIEJA PARA BAJAR EL PARO Y REACTIVAR LA
ECONOMIA ,” y entre otras cosas me decía:
“Hasta ahora sabemos que el Estado ha aplicado descuentos a
funcionarios, pero no nos ha explicado que hace o qué ha hecho con esos dineros
que ha “sisado” de las nóminas de esos funcionarios (entre los que yo no me
encuentro, por aquello de las suspicacias).
Mi idea (o la idea de la vieja de las cuentas) es que ya
que lo haces lo apliques a rebajar el paro. Y ¿cómo se hace? Pues mire usted
por cada 9 funcionarios a los que les ha rebajado el 10%, emplee a uno nuevo y
así tendrá más trabajadores por el mismo precio y además se ahorra los 1.000 euros
que le pagaba como subsidio de paro. Y si quiere, para no quedar
como chorizo ante esos nueve funcionarios a los que le “sisó” 120€ al mes,
compénsele con horas libres en proporción a ese dinero que le quita, pues ese
tiempo lo cubrirá el décimo trabajador. Resultado: tiene usted el mismo gasto
(o menos) en cuanto a trabajadores, pero tiene más personal, y
además, se ahorra un subsidio de desempleo y baja el índice del mismo.
Aplíquese esta medida al resto de empresas españolas, no
les cobre usted la SS de ese décimo trabajador a la empresa que lo
aplica para no encarecer sus gastos, e incluso rebájele un poco la carga y
consiga usted, señor ministro de Trabajo, que esa empresa tenga un trabajador
más a coste 0, que la gente disponga de más tiempo para sí mismos y usted un
parado menos que le cuesta 1.000 euros al mes (por lo menos) y le
deja las estadísticas hecha unos zorros.”
Y él, tampoco sabe de economías, según me confiesa. Y yo, le creo.
Después de reflexionar sobre todo lo anterior, llego a la conclusión
de que los que no se merecen lo que tienen y estar donde están son ellos, los
políticos y la clase dirigente actual.
Y sigo. Iba a decir que no se entiende tanto empeño de Rajoy en dejar
cada vez más “flaco” el bolsillo del pueblo español, pero no, se entiende. Se
entiende. Se entiende que nos maltrate de esa manera para así dejarnos sin
capacidad de reacción y continuar él y sus adláteres en las posiciones en donde
están.
Mientras que las Gaviotas masacran con subidas de impuestos al pueblo
español y le exige y le obliga y le roba por medio de leyes y decretos a
ráfagas semanales, a la banda que le acompaña, en los presupuesto generales, este
año, le endiña un 28% más para que disfruten y se diviertan en la juerga, como
si la “cosa” no fuera con ellos, ya que, como decía un letrero en un bar de
Triana, hace unos años, “hablar de la cosa está prohibido”. ¡¡Claro!! Que
prohibido, prohibido, prácticamente nos lo tienen prohibido “to” en una “en una
Democracia vigilada”.
Por eso cuando me dicen que tenemos lo que nos merecemos,
siempre les digo que yo, por lo menos, no, que yo me merezco otra cosa mejor,
aunque hablar de “la cosa” esté prohibido.
Simón Candón 7-10-2013
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