Estoy ocupado en otros
menesteres, también relacionados con el placer de la escritura, y tengo un
tanto abandonada la “crónica”, lo que pasa es que la cosa tira o como dice el
aserto que “la cabra tira al monte”.
Hace un par de días,
zapeando las noticias, pude ver en una cadena televisiva bastante coincidente
con las tesis y la praxis de los mariano’s boys, la pantomima que proyectaban
de la plana mayor pepera, incluido Presidente del Gobierno y ministros varios,
en un “desayuno de trabajo”. Como siempre el ínclito Floriano estuvo sembrado,
para ponerlo en un marco. Lo que no acabo de entender cómo a este chico no lo
invitan al Club de la Comedia, porque lo que es vocación de payaso no le falta
(y que no se ofenda, que puede ser una salida profesional ante el túnel por el
que tendrá que deambular en un futuro cercano). La ventaja, pensé cuando
concluyó el panfleto audio visual, es que por lo menos las horas empleadas en
la grabación no han estado “gobernando”. Lo insultante es que los señores de la
derecha no sólo traicionan a sus propios votantes, sino que parecen empeñados
en poner en solfa la inteligencia de los mismos.
Entrando en faena:
asistimos cada día, yo casi diría cada hora, a la más burda campaña de
manipulación que hasta el momento se ha realizado en nuestra formal democracia.
Es asombroso, aunque no tanto, cómo se manipulan de forma intencionada las
noticias, no cabe otra lectura, atacando a personas destacadas de los partidos
emergentes. Y lo peor del caso es que los ataques no provienen tan sólo de la
derecha, que es comprensible aunque no sea de recibo, sino que en muchas
ocasiones parece ser la línea de actuación de formaciones autodenominadas
“progresistas”. Cuando no es una factura (por cierto algunas de hace años y que
obedecen a trabajos ocasionales que como profesionales cualificados se han
prestado y por los que se cobra, como es lógico), es la “sospecha” de pucherazo
interno al elegir la Ejecutiva, o a supuestos “tratos de favor” de un familiar
del cabeza de cartel de una formación emergente. Todo vale con tal de
descreditar a unos descamisados (¡me suena!) que ponen en la cuerda floja el teatro
de marionetas de tanto corrupto metido en el cieno hasta el cuello.
La maestría de las malas
artes toma cuerpo con la publicación de una “encuesta” cocinada hasta conseguir
que el cocido de berza se convierta en pastel. Nadie se traga que en tan sólo 15
días se produzca un vuelque tan espectacular. Una diferencia de 5 puntos (3 que
gana el “beneficiado” por la empresa encuestadora y 2 que pierde el
“damnificado”) no es creíble. Nos recuerda mucho a la misma operación realizada
cuando el actual líder del PSOE llevaba 15 días de reluciente liderato. El
tiempo y las urnas pondrán a cada cual en su sitio.
Por cierto que parece que
el Sr. Sánchez no es tan líder, ya que hay algunos ex–dirigentes empeñados en
hundir el barco del que ellos fueron dueños y señores del timón durante la
última década. No hay que confundir los términos: los buenos capitanes se
hunden con su barco. Estos “capitanes”, como burdos aficionados, han abandonado
el barco y una vez ellos a salvo, parece que con malévolas intenciones, tratan
de hundirlo. ¡Allá ellos!. Lo peor del caso es el papelito que les queda a los
que se salven del naufragio: el de partido bisagra (y sé que a algunos de los
que lean estas líneas les va a doler, pero es lo que se ve venir con una
claridad meridiana).
Para los ciudadanos de este
país no hay alternativa: o confiamos en las formaciones políticas emergentes,
tanto de orientación conservadora como progresista, o nuestra democracia no
será. Si los nuevos partidos que, al menos todavía no están “trincados” por el
sistema, no nos sacan del atolladero en que nos han metido los que están de fango
hasta los ojos, nuestro sistema democrático está condenado: no tendremos nunca
democracia en este país.
Nino
Granadero
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