El Rey Juan Calos I abdicó,
la Roja la echaron del mundial y entró Felipe VI diciendo que en España cabemos
todos. Que ocurra esto en pocos días, no está mal. La historia dará cuenta de
ello.
Los entendido en las
distintas políticas a las que hago mención, juzgan que el rey Juan Carlos I fue
un buen rey y que, aunque en los últimos tiempos de su reinado cometió errores
de bulto, no ha dejado de ser un buen rey y un buen referente para los
españoles; que la Roja, aunque la han echado del mundial, es la mejor, con creces,
en los resultados que hemos tenido en toda la historia del futbol; Y que Felipe
VI, que no el Hermoso, es el mejor rey preparado que reino haya tenido España,
es constatable. Entonces… ¿de qué quejarnos los vasallos de este reino si somos
los más afortunados de todos los países del globo terráqueo? Lo tenemos todo y
no lo vemos. Por tener, tenemos hasta miserias para repartir a la
globalización. Patente registrada, sobre todo en infantil. Cual cortijo fuera esta
España de panderetas cuyo “señorito” se jubilara y se fuera al parque a echarles
arbejones a las palomas y lo dejara en herencia a su hijo, es el trato
establecido porque todo lo demás, no cumpliría con la norma.
Dicen que ha dicho el nuevo
Felipe, con palabras de Cervantes que “no es un hombre más que si no hace más
que otros”. No sé si es verdad que haya recurrido a Cervantes porque ni oí, ni
escuché su discurso, solo a través de algún medio de comunicación habré leído
lo referenciado. Loable es que haya
recurrido a nuestro Cervantes si así ha sido, puesto que nos tenemos que tragar
este sapo, me hubiera gustado que hubiera introducido en su discurso el soneto
de Don Belianis de Gracia a Don Quijote de la Mancha que dice:
“Rompí,
corté, y dije y hice
Más que en el orbe caballero
andante;
Fui diestro, fui valiente, fui
arrogante;
Mil agravios vengué, cien
mil deshice.
Hazaña
di a la Fama que eternice;
Fui comedido y regalado
amante;
Fue enano para mí todo
gigante
Y al duelo en cualquier
punto satisface.
Tuve
a mis pies postrada Fortuna,
Y trajo del copete mi
cordura
A la calva Ocasión al
estricote.
Más,
aunque sobre el cuerno de la luna
Siempre se vio encumbrada mi
cordura,
Tus proezas envidio, ¡oh gran
Quijote!”
Así habría dado un aviso
contundente de su compromiso con sus “vasallos” a la corte que le rodea, de que
todo no vale. Porque eso de que el rey reina pero no gobierna es verdadero y conviene
que así sea por aquello de que su legitimidad no le viene del sufragio
universal, sino de “la herencia”
recibida, pero no olvidemos que poder, poder tiene mucho, no por ser el Jefe
del Estado, que sí, sino por aquello de
ser Capitán General de los Ejércitos de las Españas, por eso de las autonomías.
Siendo Capitán General de
los Ejércitos, su jefe superior inmediato es el Ministro de Defensa, que podría
cesarlo en cualquier momento por causa justificada, o por capricho, o por no
caerle bien al Ministro de turno, digo yo, ¿no?, pero seguiría siendo Rey y
Jefe de Estado, eso sí, ya sin poder alguno.
Quizá no sea el momento
oportuno o… tal vez si, plantear el dilema de Monarquía o República.
Está claro que mientras la
Monarquía actual nos ha sido impuesta y este Rey nos llega por herencia, la “casta”
entiende que tenemos que continuar asumiendo esta imposición, ignorando las voces
que decimos lo contrario y que se debería someter al sufragio universal para
legitimarla o repelerla, optando por la República.
Mil veces, a lo largo de
estos tiempos, se nos asegura que estamos en una Democracia consolidada y
madura. Si tan segura está la “casta” de que es así, ¿por qué no despejar este
dilema? ¿Por qué no consultar a un pueblo consolidado y maduro? Y pondría de
nuevo la palabra de nuestro Cervantes:
“Busco en la muerte la vida,
Salud en la enfermedad,
En la prisión libertad,
En lo cerrado salida,
Y en el traidor lealtad.
Pero mi suerte, de quien
Jamás espero algún bien,
Con el cielo ha estatuido
Que, pues lo imposible pido,
Lo posible aun no me den.”
Certezas y coincidencias se
dan de la mano en la trayectoria del Rey Juan Carlos I y la Roja, casualidades
de éxitos y fracasos o errores. Imposición y herencia: Felipe VI
.
Certezas, coincidencias,
casualidades, imposición, herencia, ¿incógnita?
Simón Candón 20/06/2014